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sábado, 19 de junio de 2010

¡¡Allá vamos, Alemania!!





Resulta que Guiller había conocido a una alemana en San Fermín y ésta, incauta, le había dejado su dirección en Hausach. Como palabras tales como miedo o prudencia nos eran desconocidas, organizamos una visita el siguiente invierno. Salimos de Pamplona Alfonso, Guiller, Armando y yo a lomos del viejo Austin Victoria de la familia Nieto (http://es.wikipedia.org/wiki/Austin_Victoria), que Jesús Mª en un arranque de generosidad/temeridad nos dejó prestado. Como nuestro equipaje era ligero, cargamos el pequeño maletero con unos cuantos bidones de gasofa que tomamos "prestados" la noche anterior..... . La mañana de la partida, todo estaba de un blanco inmaculado pero, lejos de asustarnos, esto nos resultó más divertido. Bajando Velate, el coche de delante frena y....Pum!!!. Evaluación de daños, y tras atar con unas cuerdas y calzar con unos palos el parachoques y los faros, continuamos la marcha sobre la carretera nevada. Itinerario??, pues el más directo. Por la noche nos adentramos en pleno macizo central francés, donde el alternador dejó de funcionar, y con él, las luces, la calefacción, etc... Pero había luna llena y rodeados por el manto blanco, continuamos sin vacilar. Cuando un coche se acercaba de frente, el copiloto sacaba la mano por la ventanilla, y hacía señales con una linterna que, precavidos, habíamos incluído en el equipaje. Así llegamos hasta Le Puy, a cuya entrada unos gendarmes nos echaron el alto y obligaron a parar y pretendían que lleváramos el vehículo a un taller a la mañana siguiente. Sí hombre!!. Sacamos los sacos, y a dormir cómodamente en el interior del Austin los 4. Por la mañana, la condensación se había helado en las ventanillas, por el interior!!, ya que hizo unos 12º bajo cero... y amanecimos rodeados de gabachos alucinando. Empujamos el coche por una cuesta arriba, y tras lanzarnos hacia abajo, arrancó y continuamos viaje. Poco antes de llegar a la frontera franco-alemana, los frenos dejaron de funcionar (progresivamente) por pérdida del líquido del circuito. Solución, sacamos el líquido del circuito de embrague, y rellenamos el de freno... Ahora los cambios de marcha entraban "a la mecagüendiez". En la frontera, tras un laborioso proceso de investigación de los individuos, de sus pertenencias, y del carro (incluyó strip-teases, desmontaje de asientos y rueda de repuesto, sondeado con "bics" de botes de legumbres elaborados en el piso de colonos, etc..), decidieron dejarnos pasar. El problema vino cuando para partir, los gemes y Armando (yo iba al volante en ese momento, y en todos, porque era el único con carné!!), empujaron el coche para arrancarlo, y tenían que entrar en marcha (os recuerdo que el circuito de embrague no tenía líquido). Alguno se despistó, y no recordaba que había que saltar en marcha, y se quedó a la espera de que yo parara, pero la polizei alemana fue más rápida y llegaron varios corriendo como posesos, se colocaron delante del coche, y apuntando con sus fusiles nos mandaron de vuelta a Francia en nuestro carro.... . No problem, tras estudiar el mapa de la región, lo intentamos en otra frontera más al norte, pero esta vez llegamos hasta un par de kilómetros antes de la frontera dónde, astutamente, volvimos a purgar el circuito de freno para llenar el de embrague, acercarnos suavemente hasta las garitas, y frenando progresivamente con el freno de mano, volver a intentarlo. La cosa funcionó, ya que tras la consiguiente inspección a fondo de los pasaportes y los ocupantes, conseguimos explicar que teníamos un pequeño fallo de batería, empujamos el coche, lo arrancamos, y tranquilamente entraron los colegas y pasamos la frontera. Ya poco quedaba. Volver a intercambiar los líquidos y los circuitos, partirnos el culo con la cara de los alemanes mirando ese engendro de coche (se fabricó en navarra y se vendía sólo en españa) con cuerdas, maderos y 4 melenudos en su interior, y encontrar Hausach y la casa de los padres de Brigitte (a los que no he vuelto a ver, pero seguro que no olvidan lo que vieron en ese momento....).

Una lástima que no lleváramos cámara de fotos en ese viaje, pero para situarnos, éstas son de esa época. Unos recuerdos imborrables. Unos amigos insuperables. Los mejores.

2 comentarios:

  1. Es una historia muy divertida. A saber dónde está ahora el coche de los Nieto, sin embargo, lo que sí ha perdurado es el idilio entre la alemana y el pamplonés.

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  2. Vaya cuadrilla de hipies incansables, antes habia recursos para todo,

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