
Hice esta foto hace casi 30 años. Armando está en Larrasoaña. El encuadre es muy singular. Armando se asoma por uno de los márgenes de la fotografía y su rostro aparece por el ángulo superior derecho, apoderándose de inmediato de toda la atención.
Hay una mirada apacible que inspira tranquilidad. También es una mirada confiada y generosa. Es una mirada posada con serenidad, n o sobre la cámara de fotos, sino sobre el fotógrafo.
Armando está relajado, todo él, con las manos al parecer en los bolsillos. Yo diría que en su rostro despunta una sonrisa que es el preludio de un gesto abiertamente risueño.
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