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martes, 15 de junio de 2010

Requiem por dos empresarios de éxito. Carlos


Cuando Alfonso y Armando desaparecieron alguien me dijo que ambos no eran empresarios, entonces cuando yo me disponía a contestar, no de muy buenas maneras, a la persona que me lo dijo, me aclaró lo que quería decir. Me dijo que para ser empresario hay que ser pesetero, especulador, interesado y sobre todo cifrar el éxito en el resultado sin importar los medios y el camino recorrido para conseguir ese resultado.
Pues bien, hasta donde yo se, Armando y Alfonso no eran así, lo cual no significa que ambos no fueran empresarios, si no que significa que fueron empresarios de éxito, de el
mayor éxito posible, ya que si las personas creyentes creen en una vida futura donde se recompensa el trabajo realizado en la vida terrenal, los que no somos creyentes pensamos que existe el cielo de los agnósticos y que no es otro que el que los demás te recuerden, que admiren tu trayectoria y si bien reconozcan que algo no hiciste bien, la inmensa mayoría de los actos de tu vida fueron inspirados por la ética y que esa ética no se vio relegada a un segundo plano para conseguir un objetivo.
Además Alfonso y Armando eran no sólo buenos en su trabajo, eran los mejores. Hace unos años en la empresa hicimos unas camisetas en las que un texto en Euskera decía “Somos los mejores”. No se refería a la empresa si no a los Sanfermines, pero perfectamente podría haber sido la frase que los definiera. Eran los mejores en su trabajo, tenían la autoridad moral, tenían la persistencia en el tiempo, tenían la palabra dada como más importante que la firma de un contrato, tenían el respeto de los demás por encima de las discusiones y discrepancias, tenían el aprecio de aquellos que les conocieron. (Nunca hubiera pensado que un cliente pudiera llorar su falta). Como me dijo un cliente se hacían querer y eso en los tiempos actuales en el mundo de los negocios no vende. Y no vende porque no se puede pagar. Y no vende sobre todo porque se no se puede comprar. La rectitud en la actuación no se improvisa, se tiene.

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